Hora de cierre

Escrito a las 1:55 a. m. por Unknown

Tengo que entregar un artículo en unas horas, pero ahora más que nunca tengo deseos de dormir. Por momentos imagino que ya lo acabé y que lo estoy enviando por correo. Es el artículo perfecto, el mejor que he hecho en corta vida de periodista (tres años, casi).

La verdad es que no he tenido mucho tiempo para hacer los cambios que me pidieron. El trabajo, conseguir plata, sobrevivir, me toman muchas horas al día. Este trabajo será pagado, pero lo haría de gratis sólo por unas horas de sueño.

Dicen que las horas perdidas no se recuperan. Que se acumulan en las arrugas de la frente y en las bolsas negras debajo de los ojos. De seguro tendré muchas arrugas y bolsas negras cuando tenga 40. Ni siquiera los últimos cigarros que me quedan me anima. La idea era fumar un pucho por cada dos párrafos terminados. Ya me fumé tres y no he escrito ni tres letras.

Me encanta escribir. Me divierto y suelo volar cuando lo hago. Me siento libre; pero no cuando tengo que entregar un artículo en unas horas. Entonces sólo me siento atrapado, encarcelado frente a la pantalla de mi computadora, amenazado por mi sueño y por la hora de cierre. Y me dan ganas de escapar, de salir corriendo, de tirarme de un salto en la cama, y de abrir los ojos cuando llegue el calor del mediodía.